Recuperación ancestral de la práctica de la jarilla.

Se llevó a cabo la actividad “Recuperación ancestral de la práctica de la jarilla”, un evento organizado por la Comunidad Huarpe Palma Ayayme y el Proyecto de extensión de la FCH “Recuperación de prácticas ancestrales Huarpe y Rankulche: Procesos de valorización de la memoria, la identidad y la educación desde una perspectiva de interculturalidad crítica”. Acompañaron dicha actividad la Comunidad Huarpe Cuchi Funes, la Comunidad Huarpe Tokoto, hermanas del Pueblo Ranquel del sur de San Luis y el Centro de Prácticas Pedagogías y Socio comunitarias de la FCH.

Con una participación de más de 40 inscriptos, se realizó la recolección de la jarilla en el territorio urbano de la Comunidad, ubicado en la tercera rotonda, camino a la Maternidad Teresita de Baigorria, donde se encuentra un bosque nativo con gran abundancia de chañar y jarilla, entre otras plantas de la región. Esta actividad fue llevada a cabo con un enfoque intercultural y con especial cuidado del medio ambiente y la preservación de las especies autóctonas.

Luego de 15 días de secado de la planta, se realizó el taller de elaboración de la crema de jarilla, dando a conocer no solo los pasos de su cocción y envasado, sino también la cosmovisión desde la cual se trabaja con dicha planta. Durante este proceso, se promovió el uso responsable de los recursos naturales y se fomentó el respeto por el ecosistema local.

Además, se compartieron historias, memorias y anécdotas particulares de cada uno de los participantes en torno a la práctica de la medicina con plantas, construyendo colectivamente el árbol de la medicina de nuestro territorio. Esta experiencia no solo permitió valorizar el conocimiento ancestral de las comunidades originarias, sino también reafirmar nuestro compromiso con el cuidado la biodiversidad y las prácticas sustentables.

Además, se compartieron historias, memorias y anécdotas particulares de cada uno de los participantes en torno a la práctica de la medicina con plantas, construyendo colectivamente el árbol de la medicina de nuestro territorio. Esta experiencia no solo permitió valorizar el conocimiento ancestral de las comunidades originarias, sino también reafirmar nuestro compromiso con el cuidado la biodiversidad y las prácticas sustentables.